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  • Foto del escritorXimena Ianantuoni

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โ€œEl deseo sexual, si es recรญproco, origina un complot de dos personas que hace frente al resto de los complots que hay en el mundo. Es una conspiraciรณn de dos. El plan es ofrecer al otro un respiro ante el dolor del mundo. No la felicidad sino un descanso fรญsico ante la enorme responsabilidad de los cuerpos hacia el dolor.โฃ

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En todo deseo hay tanta compasiรณn como apetito. Sea cual sea la proporciรณn, las dos cosas se ensartan juntas. El deseo es inconcebible sin una herida. Si hubiera alguien sin heridas en este mundo, vivirรญa sin deseo.โฃ

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El deseo anhela proteger al cuerpo deseado de la tragedia que encarna y, lo que es mรกs, se cree capaz. La conspiraciรณn consiste en crear juntos un espacio, un lugar, necesariamente temporal, para eximirse de la herida incurable de la carne. Ese lugar es el interior del otro cuerpo. La conspiraciรณn consiste en deslizarse al interior del otro, allรญ donde no se les pueda encontrar. El deseo es un intercambio de esconditesโ€.โฃ

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