Párrafos de pura poesía
"Después de esas sesiones junto al río volvía a casa y no podía conciliar el sueño, a veces hasta el amanecer, no por la tensión no liberada, cómo cabría esperar, sino porque tenía que revivir, no podía soltar, los grandes dones que había recibido, esas maravillosas gratificaciones: labios en las muñecas, en el interior del codo, los hombros, los pechos, manos en la barriga, en los muslos, entre las piernas. Regalos. Muchos y variados besos, roces de la lengua, ruidos suplicantes y agradecidos. Audacia y revelación. La boca francamente cerrada alrededor del pezón parecía hacer un voto de inocencia, de indefensión, no porque imitara la de un bebé sino porque no temía el absurdo. El sexo me parecía rendición, no de la mujer al hombre, sino de la persona al cuerpo, un acto de fe pura, la libertad en la humildad. Yacía inundada de esas implicaciones y descubrimientos, como alguien suspendido en agua clara, tibia e irresistiblemente en movimiento, toda la noche."
Comentarios