La carta de hoy: "𝘧𝘭𝘶𝘪𝘳", leo el mensaje como un bálsamo en el mar de incertidumbre que navego,
"𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘤𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘻 𝘥𝘦 𝘧𝘭𝘰𝘵𝘢𝘳", aprecio la propuesta y algo de una paz en el alma me acompaña.
A la misma vez están las vacilaciones, los temores, las inseguridades y el nivel de vulnerabilidad existencial a la que esta situación de pandemia y cuarentena nos expone, a todos y a cada uno.
Pienso mucho en los costos psíquicos, observo los efectos, reflexiono a libre albedrío, cuestiono prioridades, escucho a mis pacientes, me retroalimento, siempre es sanador ser terapeuta.
Veo los estragos de lo incierto elevado a un punto inimaginable, como siempre sucede ante lo traumático.
Aparecen interpretaciones del asunto, distintas perspectivas, cosmovisiones, con algunas resueno, tiendo a alinearme más con lo esperanzador que con lo apocalíptico.
Oscilo bastante, el vaiven anímico a veces se hace más pronunciado de lo que quisiera.
Lo que sí se va instalando fuerte es el registro de que no hay vuelta a un lugar conocido, nos atraviesa una realidad que excede. Siento una certeza: ya no estamos siendo los mismos, para siempre.
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