una noche determinada,
un espacio delimitado,
un momento definido,
una resolución tomada,
un hábito sostenido,
una intención lanzada al universo,
una secuencia de acciones diarias que definen un estilo de vida,
mix de sucesos y sensaciones que entraman cuerpo y alma,
hasta adoptamos nuevas palabras, formas, texturas, estilos,
"momentos posibles"...
aún los que nunca creímos que podían ser nuestros,
convivencia de estados, físicos, sutiles,
cuerpos propios, cuerpos compartidos...
parcelas que se limitan y se amalgaman,
nada que hacer, simplemente ser,
reflexionar acompaña las secuencias, las suaviza,
escribir materializa los sentidos, los ilumina,
compartir potencia los amores, los honra y los celebra.
de Malabares Existenciales. Diario en la mitad de la vida, 2mil17
